Don Bosco no es sólo educador en sentido estricto y formal; la dimensión propiamente pedagógica de su actividad, se sitúa dentro de un programa mucho más amplio y nutrido de iniciativas a favor de los jóvenes y del pueblo. Concretamente se puede identificar en el contexto de una triple preocupación, en conexión con ella pero totalmente distinta:
-La actividad asistencial y caritativa, orientada a las necesidades elementales de alimento, vestido, alojamiento, trabajo.
-La preocupación pastoral de la salvación del alma, de vivir y morir en gracia, con las actuaciones específicas que comporta.
-La actividad de animación espiritual de las comunidades educativas y religiosas por él fundadas para llevar a cabo sus obras a favor de los jóvenes.
La actividad de Don Bosco no es expresión de un activismo puramente temperamental; es consagración, consciente y voluntaria, es misión con una finalidad precisa, la salvación de los jóvenes. Precisamente por este motivo, su dedicación tiene un ritmo totalmente diverso al de la vida física: y hasta parece que crece, precisamente, cuando más se debilita. Pero su corazón ha estado siempre amando hasta el último momento. La pedagogía de Don Bosco se identifica con toda su acción; y toda su acción con su personalidad; y Don Bosco entero se resume en su corazón. Un corazón como el mismo lo entiende, “no sólo como el órgano del amor; sino como parte central de nuestro ser” en naturaleza y en gracia: el corazón quiere, desea, comprende y entiende, escucha cuanto se dice, se inflama de amor, reflexiona, se mueve.
Cf. Pietro Braido 2003, “Prevenir, no reprimir” 1999 Editorial CCS
En Turín
Don Bosco aprovecha cualquier coyuntura para introducir a sus jóvenes en el compromiso social de ayuda a otros. Un caso sintomático es del cólera aparecido en Turín en el verano de 1854: Ofrece a los jóvenes del oratorio movilizarse en la asistencia de los contagiados, zona de donde provenían muchos oratorianos. En el periódico “
Cf. Fausto Gimenez, “Aproximación a Don Bosco”, 1994, Ed. CCS
Un Sueño:
“Soñé que estaba en una región salvaje, totalmente desconocida. Era una llanura completamente sin cultivar, en la cual no se veían montañas ni colinas. Solamente en sus lejanísimos límites se veían escabrosas montañas. Vi en ellas muchos grupos de hombres que la recorrían. Estaban casi desnudos. Eran de altura y estatura extraordinaria, de aspecto feroz.
Cf. Memorias Bibliográficas (10, 60)